Todo empezó con una "maravillosa" fragancia que me había llegado en un trueque (gracias Ruth)
Unas ganitas de utilizarla... pero claro había que "pensar"... y por fin llegó la inspiración... 
Y ocurrió lo que tuvo que ocurrir............... Así (más o menos) transcurrió la historia...¡¡¡Me cag... en t'ó!!! ¡¡¡Fragancia de mango!!! ¡¡¡Qué bien huele....!!! La madre que la pa... pasó el río... ¡¡¡¡Cómo acelera!!! Más que un acelerón, ha sido un despegue....
Hasta ahora había usado las fragancias solamente en fondants... para disfrutar del olor, familiarizarme con él y no "desperdiciarlas" en un jabón que pudiera salir mal... Mejor comprobar antes de lanzarme.... Hasta que, me lancé......... ¡¡¡Mierda, mierda y tres veces mierda!!!
Preparé la receta con mucho mimo: oliva, coco, argán y mango (que diréis ¿y para esto tanto pensar?, pero esto del jabonear es lo que tiene...) Dispuse yo muy ufana los utensilios, las grasas, el agua, la sosa... y me dije ¡Suerte y al toro! Este va a quedarme "niquelao'"
Ya de entrada la traza apareció de sopetón. Mendruler@s todos, que fue echar la sosa en las grasas y, a la primera vuelta de espátula, aquello ya había trazado...
Me dije, "Eryn (es mi alter ego jabonil, cuando no estoy entre potingues me suelen llamar Rocío, mi nombre "oficial") mona, casi que mejor deja la fragancia para otro rato... Has leído por ahí que estas cosas aceleran que dan gusto y esto ya está bastante "acelerao"...
Pero no
. Como buena cabezota que soy, seguí con el plan "original"... Añadí óxido de hierro amarillo (diluido en agua como vi que hacía Ramy en un video, no os vayáis a pensar... que soy muy buena "alumna") y seguí meneando. Aquello no parecía espesar mucho más que al principio: una traza espesa sin más (añadiré, por si no lo había dicho, que "trabajo" con una concentración del 35%, que soy yo muuuuuu chula
). El color quedó como de un tono... nude o beige oscuro (¿veis que buena alumna soy? Hace un tiempo hubiera dicho marrón claro... ahora ya "matizo"...). - "Bueno, no está del todo mal, pensé... No es lo que imaginé pero ¡¡¡no pasa nada!!! Yo p'alante...
Y, por fin, llegó el momento: añadir la fragancia de mango. Diré una cosa: puse sólo el 2% de los aceites (más o menos, en realidad un "chorrito"). Básicamente por dos razones: primera porque he leído que las fragancias cunden más (si es cierto o estoy equivocada, ya me lo contaréis los que saben de esto y tienen más experiencia) y segunda porque como tengo sólo un poquito de fragancia (todo se andará en próximo pedido que estoy pensando en unas cuantas.... depende del "bolsillo". Se aceptan recomendaciones y consejos sobre la elección de las mismas. Vuestras recomendaciones, se enteiende. jejejej), pues no era cuestión de "gastarla" de una vez.... (por si, como luego se verá, la cag...)
¡¡¡Se me olvidaba!!! Puse unas inclusiones azules que en mi imaginación combinaban "de la muerte". Monísima la combinación (que veía en mi imaginación) de amarillo-azul. Las inclusiones en cuestión son unas bolas de jabón muy peculiares. Ya os contaré la película de las bolitas... que esa es otra historia. (Jesús lo que me enrollo, qué paciencia que váis a tener que desarrollar conmigo, menos mal que sois jaboner@s...)
Bueno, a lo que estaba. Como me temía un acelerado (normal, no del calibre de lo que luego pasó.), separé la masa en dos partes. A la primera, bastante pequeña (de un peso de 500 grs en total, aproximadamente 150 grs) le añadí "gotitas" poco a poco, junto con algo de tintura de benjuí (no me digáis por qué. Leí que fijaba los aromas y la uso SIEMPRE: ya me diréis también si hago bien). Moví y no pareció pasar nada (normal, con sólo "gotitas" supongo.....)
- "Esto va como la seda, monina eres una "fiera" del jaboneo..." (que me gusta ami animarme soita...)
Más contenta que una perdiz, la vertí sin problemas (casi) y dispuse mis bolitas. Cambió algo de color. "Tonterías mías" me dije. Animada por el primer paso y con las "bolas" colocadas, empecé con la otra parte.
Eché un chorro (unos diez o doce gramos así a "ojo de buen cubero") y añadí el benjuí (otros dos gramos más o menos).......
¡¡¡¡Virgencita del Rocio!!!!
No me dio tiempo ni a darle dos vueltas... Se hizo un bloque en menos tiempo del que tardo en escribirlo... Fraguó de tal manera que hubiera servido para hacer paredes... Aquello cayó como un pegote encima de mis hermosas bolitas. Cogió un color marrón (esta vez sí, marrón mierda que suena fatal pero es lo que hay...) y se quedó haciendo pirámide en medio del molde..
- Aggggggggggggggggggggggggg!!!! ¡¡¡¿¿¿¿Qué hago yo ahora????!!! Lo de los cucharazos..... ¡¡¡inviable!!!! Eran como terrones..
- ¡¡¡Ya sé!!! (eso pensé yo, ilusa de mi) ¡¡¡Utilizo las manos!!! Y lo hice. No me riñáis que ya lo sé, pero era el último recurso: sin guantes porque con ellos puestos la muy cabr... de la masa patinaba y se me escurría por todos los lados... (informo de que mis manos están perfectas gracias a una maravillosa manteca batida de karité....)
Empecé a coger "cachos" de aquella plasta horrorosa y a rellenar los huecos. A estas alturas las bolas ya se habían quedado clavadas y ni hablar de rellenar los espacios entre la bola y el borde.... aunque bien que lo intenté. Al final conseguí (más o menos) tapar todos los huecos.
Un disgusto.... La puñetera plasta se disponía en "capas" que no se pegaban unas a otras. Algo así como cuando hacemos castillos con piezas de madera. Muy monas pero no se "pegan"....
- ¡¡¡Mierda!!! Esto no va ser un jabón en la vida... pensé...
Con todo, no desesperé. Lo tapé con film y al horno que fue...
- Dos horas y lo saco.... ¡¡¡¡Y un egg...!!!!
El día no había empezado bien y, claro, tampoco iba a terminar mucho mejor...
Eran las ocho y media (aproximadamente) cuando la criatura se fue al horno. La menda siguió con dos tandas más que, de perdidos, al río y todavía quedaban ganas de jaboneo. Luego cené, tomé un café tranquilamente.. Y, de repente, ¡¡¡¡¡las doce!!!
- ¡¡¡Ay, mis jabones siguen en el horno!!!
Salí del salón como alma que lleva el diablo y aterricé en la cocina con un derrape que ni los magos de la bici. Me imaginaba volcanes de espuma en la cocina. Patinaje sobre trozos de jabón de mango y bolas de colores.. Pero, oh milagro de los milagros, la cosa no había sido para tanto. Allí estaban los tres moldes con sus misteriosas mezclas. En condiciones normales (léase: cualquier otro día) hubiera sacado los moldes, los habría dejado semi-abrigados en el salón, los habría mirado con cariño, les hubiera dado las buenas noches y les hubiera dicho hasta mañana... Como no eran condiciones normales, apagué el horno y ni los saqué, ni les dirigí la palabra y los miré... pero con muy mala leche.
- ¡¡¡Ahí os quedáis, idiotas les dije!!!
¿Y todo para qué?
¡¡¡Pues para obtener un maravilloso jabón!!! Como lo leéis. Al día siguiente me levanté, los saqué del horno, los miré con cara tierna y los liberé de su prisión.
¡¡¡Milagro!!! El maldito/bendito jabón de mango con fragancia de mango se había "arreglado". Bueno, no del todo, por supuesto. Allí donde mi dedo no llegó (entre la bola y la pared del molde) había algún hueco (nada que no se arregle con un buen corte.... si tuviera un buen cortador. Ya veremos lo que se puede hacer con el corta-queso....) A pesar de todo la "pasta craquelada" había ligado (supongo que al gelificar) y ya no se caía a pedazos. El color no es muy afortunado, pero el jabón no pica y no tiene mal aspecto. Me he lavado con los recortes y, oye, hace espuma. Eso sí, un poco rústico por encima y una mezcla extraña de "marrón mierda-bola azul" que, contra todo pronóstico, no queda nada mal.... pero con un aroma a mango..... que, de verdad, espero que dure.
De este jabón guardaré una pastilla por dos razones: primera para recordar el "acelerón" de la fragancia de mango (cuando yo no he sido mucho de fragancias ni de aceites si a ello vamos... más que nada porque mi olfato deja mucho que desear.) y segunda porque sí, porque me apetece recordar y ver qué "burradas" soy capaz de hacer...
Eso sí, sin enseñarlo por ahí que, aunque yo lo querré como hijo mío que es, no es cosa de "presentarlo en sociedad.."¡¡¡Ay señor!!! Peazo texto que ha salido. Es que la odisea del jabón me trajo por la calle de la amargura... Igual nos reímos un rato o me desespero del todo y no vuelvo a hacer jabón... bueno, no, eso nunca... Digan lo que digan, yo seguiré con mis jabones.... y mis ensayos...
Bueno, por hoy ya he "largado" bastante rollo.... En la próxima igual cuento la historia de las bolas de jabón o cómo inventar para no tener que refundir.. Pero eso será otro día..
Mendruler@s todos: nada de lo que aparece en este post es falso. Está basado en "hechos verídicos".....
Un beso a todos.
Nos vemos en la red
