Pues yo lo probé una vez con resultados inciertos. Es menos engorroso de lo que parece, y tiene muchas posibilidades. Mi experimento no salió del todo bien, y no fue culpa de la técnica.
Hice una sola tanda de jabón, dejé la traza muy, muy ligera y separé en colores sin aroma. Eso si, tuve que calcular muy bien cuánto jabón de cada color necesitaba, y añadir un poco más, porque quedarse corto es un engorro.
Utilicé un truco muy bueno: usé una de esas fragancias sintéticas a las que todos tenemos manía porque aceleran, y determiné que simplemente 8 gotas endurecían lo justo para trabajar esa técnica. Daba tiempo a trabajar pero después se endurecía bastante como para verter otra capa encima sin deformarse, así que fui añadiendo así el aroma a las capas según las iba usando, mientras las demás seguían líquidas. Hasta ahí todo muy bien. Formé perfectamente mi dibujo y no me dio ningún problema.
.....Pero cuando fuí a cortarlo
¡Mi jabón estaba como una piedra! Se desmenuzaba y se partía al cortarlo y picaba como un condenado
En ese momento lo achaqué a la forma de endurecer artificialmente las capas con la fragancia, que de alguna manera, parecía haber interrumpido la saponificación dejando el jabón a medias. Lo metí en el horno, lo gelifiqué a lo bestia y el resultado no mejoró ni pizca. Aunque el dibujo aparentemente estaba bonito, el jabón me dejó muy decepcionada.
Sólo después de que me pasara lo mismo con dos tandas más de jabones normales de los que hago habitualmente me di cuenta de que no era problema ni de la técnica ni de la fragancia. Mi báscula de siempre se había estropeado y falseaba los pesos, de forma que las recetas tenían un montonazo de exceso de sosa, y por eso se endureció así y picaba tanto
El caso es que no he repetido el experimento. Lo dejé el para mejor ocasión y aún no lo he hecho, pero estoy en ello y un día de estos me pongo con ello
¿Te apuntas, Pilar? Si te queda algún día de vacaciones, avísame y lo probamos juntas
